En mi participación en política activa he sido parte de dos organizaciones: Unión Demócrata Cristiana, de la cual me desafilié por discrepancias con su figura máxima, el ex presidente Oswaldo Hurtado, y de la Izquierda Democrática, partido del cuál tuve la oportunidad de ser su Presidente Nacional en el período 2009 – 2011.
En acciones políticas anteriores a mi presidencia, la ID fue criticada por procederes contradictorios con su línea, como los acercamientos al partido Social Cristiano y la presencia de algunos de sus militantes en el gobierno de Rafael Correa. En la entrevista televisiva que da pie a esta reflexión, un respetado periodista nacional con aguda insistencia juzgaba al partido de cogobernar con Alianza País, a lo cual con frontalidad rechacé e insistí en que durante mi dirigencia, la ID recuperaría su autonomía política.
Lamentablemente tuvimos que transitar por días oscuros durante mi presencia en la Dirección Nacional de Izquierda Democrática, no fueron amenazas internas las que quisieron causar el caos, al contrario, compañeros militantes influenciados por un mal dirigente con insaciables ansias de poder querían tomar la dirección a la fuerza y desestabilizar el partido.
En su cometido provocaron que la militancia se disperse en muestra de rechazo a Andrés Páez y su gente, que habían manejado el partido de manera irresponsable y querían volver a hacerlo. Las discrepancias se dilataron y hundieron al partido, al punto de llegar a desaparecer al no haber podido realizar el proceso de reinscripción al que fueron convocadas todas las organizaciones políticas del país.
Tengo la satisfacción del deber cumplido con la ID y me es grato compartir con ustedes que luego de varios años de estos tristes episodios, es la Izquierda Democrática, su joven y entusiasta dirigencia en la provincia de Cotopaxi quienes auspician mi candidatura para llegar en las próximas elecciones del año 2021 a la Asamblea Nacional.
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