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En este año 2020 de acontecimientos extraordinarios, ha surgido en mi camino la propuesta de volver a la política y la he aceptado con el objetivo de demostrar que es posible hacerlo de manera honesta y decente, que los vergonzosos actos de corrupción que hemos visto esta época, especialmente durante la pandemia ocasionada por el COVID-19, son el reflejo de la banalización del quehacer político, en donde personajes improvisados y oportunistas han buscado espacios para enriquecerse sin el mínimo reparo, sin detenerse a pensar en las graves consecuencias que dejan en el país. Como ciudadanos comprometidos con nuestra Patria, no lo podemos permitir.
Mi nombre ha sido considerado e impulsado para poner rostro a un “Gran frente Anticorrupción en la provincia de Cotopaxi” Asumo el reto, debemos llevar decencia a la política y mi trayectoria me respalda, durante mi participación en el Congreso Nacional como Diputado por la provincia de Cotopaxi en el período 1998-2002, cumplí a carta cabal el mandato de Legislar y Fiscalizar para el que fui elegido.
Mi bandera fue el dar lucha frontal a la corrupción y lo cumplí, resultado de ello es el juicio político que solicité al ex Procurador General del Estado, Víctor Álaba Ormaza, quien con su fallo, posibilitó un pago millonario indebido a la empresa brasileña “Andrade Gutiérrez” provocando un perjuicio económico al Estado. Al existir argumentos de peso en mi acusación, el juicio político se llevó a cabo y concluyó con la destitución de las funciones de Álaba Ormaza como Defensor del Pueblo, representación en la cual también dejó un amargo sabor en el reparto de la institución a partidos políticos a nivel nacional.
Tengo una trayectoria limpia que la pongo nuevamente a consideración de la provincia de Cotopaxi. En mis siguientes intervenciones en medios de comunicación y en todos los espacios en los que pueda comunicarme con ustedes, seguiré dando mi análisis y propuesta a la realidad nacional, provincial y local.